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Diccionario de botánicos: la casia

Cuando me encuentro leyendo los botánicos de una ginebra y me encuentro escrito “cassia” hago como más o menos todo el mundo; asiento y sigo adelante. Y como casi todo el mundo, no tengo ni idea de lo que es, incluidos los “expertos” que pululan por ahí. De hecho, me pregunto hasta qué punto lo saben los propios productores de ginebra…

Resulta que para empezar la planta que llamamos casia se llama así por error. En realidad, el Cinnamomum cassia (que ni tiene nombre común, me parece, salvo casia, canela china o canela de Indonesia), que es un árbol de la familia de las Lauráceas que nos interesa, se llama así porque lo confundieron, hace dos mil y pico años, con los árboles del género Cassia, de la familia de las Fabáceas. El nuestro es primo del árbol de la canela (el bueno, el de Ceilán); los otros son primos de las habas. Cosas de las taxonomías…

A la izquierda, canela; a la derecha, corteza de casia
A la izquierda, canela; a la derecha, corteza de casia

Bueno, nuestra casia es un árbol de 10-15 metros en pleno desarrollo, procedente de Indochina y aledaños, de piel grisácea y hojas rojizas que se tornan verde oscuro en la madurez. Es una de las cincuenta hierbas fundamentales de la medicina china, aunque en Occidente la usamos para la ginebra y poco más. Así somos. Ellos aprovechan tallo y ramas. ¿Y nosotros…?

Tiene beneficiosas propiedades digestivas, entre otras, y un aroma entre dulzón y picante

Según indican numerosas casas ginebreras en sus recetarios, dos son las partes de la planta empleadas en las destilerías para enriquecer el producto: la corteza y la raíz. La primera recibiría un tratamiento similar a la canela (secado, picado e infusionado) y la segunda sufriría una decocción para extraer su aroma característico, más terroso en este caso.

Tanqueray, Bombay o Seagram’s incorporan la raíz en sus fabricaciones (y un incontable montón de otras), mientras NB, Broker’s, Martin Miller’s, Magellan o Nº1 optan por la corteza en exclusiva. La raíz, como vemos, es parte de las composiciones más habituales, mientras la corteza se utiliza si se quiere reforzar verdaderamente el aroma acanelado que le es propio.

No se os ocurra utilizar la raíz en el aderezo de vuestras copas, a nadie le gustaría ver un tubérculo informe hundiéndose entre los hielos del gin tonic. La corteza sin embargo, en forma de rollo o palito, resulta no sólo un excelente aromatizante para ginebras cálidas, sino una buena forma de mantener las manos ocupadas meneando el combinado. Si la mordisqueáis ya es cosa vuestra.

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