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Schweppes viajaba a bordo del Titanic

El Titanic es, probablemente, uno de los barcos más famosos del mundo. A estas alturas resulta difícil encontrar a alguien no sepa su historia, bien sea por escucharla, verla en el telediario o haber sido espectador de una de las películas más taquilleras de la historia en España.

Pero, más allá de la historia de Jack y Rose que presenciamos en la gran pantalla –o, lo que es lo mismo, las inolvidables interpretaciones de Leonardo di Caprio y Kate Winslet-, el Titanic llevaba dentro de sí numerosas historias personales, algunas de ellas quedaron en el olvido tras hundirse el barco en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 y otras tardarían en salir a la luz años.

En el momento de su construcción, era el barco más grande del mundo, con 169 metros de largo y 28 metros de ancho y a bordo del Titanic iban 2.224 personas, de las cuales más de la mitad murieron en la tragedia. Entre los pasajeros se encontraba Walter James Hawksford, que fue el primer jefe de exportación de Schweppes.

Él era de Kingston, en Surrey, Inglaterra, y se embarcó en el fatídico viaje con destino a Nueva York para ocupar su cargo. Lo que nadie sabía era que uno de los barcos más lujosos del mundo iba a chocarse contra un iceberg impidiendo así la llegada al destino de todos sus pasajeros. Walter James Hawksford, además de su equipaje, llevaba consigo un cargamento de tónicas Schweppes exclusivas que no pudo salvar del naufragio.

Todas esas botellas se las tragó el mar y nunca se volvió a saber de ellas hasta el año 2012, justo cien años después, cuando apareció una de ellas tras llevar décadas en el fondo del océano, a unos 4.000 metros de profundidad. La botella estaba en perfectas condiciones y fue el aliciente perfecto para que la casa Schweppes lanzara su gama de Tónicas Premium envasada en unas botellas prácticamente idénticas a la encontrada.

Con forma redondeada, de cristal y con las letras de la marca en su lateral, era tremendamente original e innovadora. Incluso a día de hoy resulta el envase perfecto para una tónica con matices exclusivos como es cualquiera de las Premium de Schweppes. No se sabe si las tónicas Schweppes fueron el amuleto de Walter James Hawskford, pero lo cierto es que logró sobrevivir al desastre y llegar a salvo a su destino.

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