(Viene de aquí) Decíamos en el artículo anterior que si existió (y aún a día de hoy existe) un lugar donde los caballeros y aristócratas ingleses se reunieran para hablar de negocios, política, actualidad… al abrigo de los mejores gintonics de la época era en aquellos majestuosos salones y bibliotecas, a menudo realizados por arquitectos de renombre, donde, lejos de mujeres y vástagos menores de edad, el caballero inglés de bombín y paraguas pudiera esparcirse en los conocidos gentlemen´s club. En un intento de acercarnos a conocer la cultura en torno a la cual el London Dry Gin creció hasta convertirse en la bebida de moda, repasamos algunos de los gentlemen´s club que exportaron la sana costumbre de mojar las palabras y refrescar los pensamientos al calor del gintonic.
Situado en pleno corazón de lo que se conoce como London´s Clubland (centro de Londres donde se concentran la mayor parte de los Gentlemen´s Club de la Capital) el Reform Club ocupa aún hoy el número 104 de la calle Pall Mall y, desde 1981 acepta mujeres, siendo además uno de los que más altas tasas de suscripción mantuvieron hasta finales de los años setenta del reciente siglo pasado.
Si bien en la actualidad presumen de no estar asociados a ninguna corriente política en particular, el propio nombre indica que, en su nacimiento, éste sí que tuvo (como muchos de ellos por entonces) una clara afiliación política o, cuanto menos, una fuerte corriente de afinidad hacia los Liberales (Tanto es así que, hasta la caída del Partido Liberal en Gran Bretaña en 1868, era de rigor para los diputados liberales el ser miembros del Reform Club, que casi constituía una sede del partido).
El Reform Club fue fundado en 1836 por Edward Ellice, diputado Whig (llamado así el hoy extinto partido Liberal Británico) afín a las ideas radicales de Rousseau y al sufragio universal, así como a la Reforma de 1832, Ley que pretendía modificar el sistema de elección de los miembros que sirven en la Cámara de los Comunes del Parlamento. El nuevo Club, por tanto, pronto fue un bastión para las ideas liberales y progresistas al que acudían todos aquellos simpatizantes que no tenían ya espacio físico en el Brook´s Club, sede de la aristocracia Whig.
El edificio, como su vecino el Travellers Club (del que hablaremos en otro artículo), fue diseñado por Sir Charles Barry y abrió en 1841. (De 1936 a 1941 se reunían en la propia casa de Edward Ellice). El nuevo club era palaciego, y el diseño se basó en el Palacio Farnesio de Roma. El Reform fue uno de los primeros clubes en tener habitaciones, y su biblioteca contiene unos 75 000 volúmenes, la mayoría de historia política y biográfica.
El Reform Club presume de tener entre sus miembros a hombres de negocio, artistas, académicos, doctores, abogados y otros, así como de aquellos socios de renombre entre quienes destacan Winston Churchill (quien dejó de ser miembro en protesta de la elección de su amigo el Barón de Forrest), el escritor Arthur Conan Doyle (el Republicano miembro de Asuntos Exteriores durante el gobierno del Partido Liberal de William E. Gladstone) el escritor norteamericano Henry James, y el escritor y filósofo H. G. Wells.
El Reform Club, sin embargo, quedará en nuestras memorias muy posiblemente no por sus afinidades políticas, por sus miembros de honor o sus palaciegas estancias en cuyos salones los caballeros encontraban acomodo para tomar un gintonic, sino por ser el lugar donde Julio Verne sitúa la apuesta entre Phileas Fogg y otros miembros del club en la que el protagonista asegura ser capaz de dar la vuelta al mundo en menos de ochenta días, partiendo y finalizando en el mismo club.
¿Y tú, qué London Dry Gin asociarías a este histórico club progresista? ¿Qué sabores del gintonic crees que combinarían mejor en el ambiente del Reform Club? Para los interesados… la suscripción de los miembros ronda las 1 080 libras al año, excepto para los miembros más jóvenes, para los que oscila entre 270 y 540 libras. La tarifa de entrada son otras 1 080 libras adicionales.
