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¡Pero cuidao con la burbuja, hombre!

Ah, cuántas veces… Si es que la propia palabra lo dice, gin tonic, ginebra y tónica. Estaremos de acuerdo en que el ámbito de las tónicas es tan amplio, o casi, como el de los ginebras. Además, es un proceso en claro avance; paladares más entrenados requieren nuevos matices. Pronto nadie podrá negar que la elección de la tónica es tan importante como la de la ginebra.

A continuación vamos a diferenciar los tipos más generales de tónicas que podemos encontrar en el mercado, con algunos ejemplos para que sepamos un poco a qué atenernos y podamos elegir mejor cómo acompañar nuestra ginebra. También veremos los aspectos más importantes a valorar en una tónica; esto es para poder hacernos un poco los listillos cuando la probemos…

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En principio, una tónica se compone de cuatro ingredientes. La quinina es a la tónica lo que el enebro a la ginebra, aunque en las tónicas actuales su presencia sea básicamente testimonial y para dar la amargura característica a la bebida. El agua debe ser lo más pura posible, y carbonatada, claro, en diferentes grados. Los edulcorantes equilibran el sabor de la quinina, y hay amplias posibilidades donde elegir. Los aromas han de ser básicamente cítricos, aunque se han multiplicado en busca de nuevos matices.

Es importante elegir un buen compañero de camino…

A la hora de valorar una tónica deben tenerse en cuenta cuatro cuestiones. Lo primero que llama la atención es el grado de la burbuja, cuyo calibre pude ser mayor o menor, modificando la duración de la gasificación y la apreciación del gin tonic en boca. En segundo lugar, comprobaremos si el balance dulce-amargo es equilibrado. Luego llega el momento de analizar los aromas y su armonía, y por último nos fijaremos en la sensación general que nos deja.

Así, las ginebras que llamaremos más tradicionales mantienen un alto grado de amargor, mucha burbuja y normalmente son endulzadas con azúcar blanco y acidificadas con ácido cítrico, por lo que resultan muy ácidas y dulzonas; los sabores ortodoxos, pero algo exagerados. Algunas siguen estos patrones pero con ingredientes de máxima calidad, y se nota en términos de suavidad. Son las Schweppes o las Fever Tree y 1724 (aunque estas son de burbuja muy fina).

Otras, como Fentiman’s, Indi o QTonic, han avanzado por el sendero de los aromas y las alteraciones más radicales de la receta. Esta última, por ejemplo, recurre al ágave como edulcorante, y en las primeras encontramos botánicos como el cardamomo, el lemongrass o la kewra (qué será eso, dios mío). Normalmente están menos carbonatadas; la burbuja es más fina, aunque persistente.

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