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Oxley, fría y exclusiva

Son sin duda los dos adjetivos que mejor describen Oxley, una ginebra de alta calidad con una peculiaridad: esta London Dry se destila en frío. Muy en frío. Otra de las cuidadas ginebras de la londinensísima Thames Distillers que se unen a su retahíla de éxitos en el ámbito de las premium. Otro producto, tal vez, basado en una rareza llamativa y llamado a ser uno de esos “lujos asequibles”.

Primer requisito, la exclusividad: un bonito envoltorio (una botella de cristal en relieve rematada en metal con vitola de cuero), 240 unidades diarias, lotes numerados. Segundo, el refinamiento: ocho años de proyecto, mucho trabajo manual implicado, la mejor tecnología y un saber hacer de décadas. Tercero, la señal de distinción: el proceso de destilación en frío de Oxley es único en el universo de las ginebras.

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El mimo dedicado a Oxley se advierte en su receta de botánicos, concretada en el intento número 38. Incluye catorce botánicos; una mezcla abundante, pero sin estridencias, con un producto muy bien seleccionado y tratado. Y con algunas peculiaridades: los cítricos (pieles de naranja, limón y pomelo, sobre todo pomelo) no son secados, sino macerados frescos. La presencia de reina de los prados es otra rareza. Otros botánicos son raíz de angélica, anís, vainilla, raíz de lirio y por supuesto enebro.

Oxley se distingue de otras ginebras por su destilación en frío

El destilado es la fase estrella del proceso. Tras el macerado de 15 horas con los botánicos, el alcohol se coloca en una cámara de vacío que, al bajar la presión atmosférica, baja el punto de ebullición de los líquidos; en este caso, hasta -5oC. El vapor generado se enfrenta a una sonda de frío que condensa el líquido de nuevo. Y ya tenemos nuestro espíritu listo para mezclarse con la mejor agua y generar así una potente ginebra de 47 grados.

El resultado es una London Dry ligera y equilibrada. Oxley es una ginebra cristalina con un punto de sequedad que hace que se puede beber sola perfectamente. Entre sus potentes aromas cítricos predomina el pomelo, que contrarresta en gran medida las especias, los tonos herbales e incluso amargos del enebro, que también están ahí.

Ante una ginebra tan delicada y tan cara no conviene hacer experimentos con gaseosa. Y quien dice con gaseosa, dice con tónica, ya os decía antes que no es mala idea probarla sola, con hielo o como mucho una piel de limón. Si se nos antoja en gin tonic, mejor combinaciones sobrias. Por ejemplo, con Schweppes Pimienta Rosa, hielo, lima y pimienta de Jamaica, para resaltar los picantes; yo incluso cambiaría la lima por algo más amargo y terroso, pero para gustos…

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