Los parroquianos esperando su copa... En balón, por supuesto

El barroquismo exclusivo de Monkey 47

Hoy vamos a hablar de una ginebra de la que últimamente se oye hablar mucho; y digo bien, hablar, porque es una ginebra que te costará bastante encontrar en tu bar de cabecera, ya que sólo se producen 2500 botellas al año. Personalmente no la he probado, por lo que todo lo que os cuente aquí será de oídas. Hablamos de Monkey 47.

En realidad, lo que más me llama la atención de esta ginebra es el dato que la ha hecho popular: es la que tiene más botánicos y aromatizantes en su receta, 47 nada menos. Los más avispados ya habrán relacionado este dato con el nombre el producto… Ah, también tiene 47 grados; una de esas “coincidencias” que encantan a los publicistas.

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Los parroquianos esperando su copa… en balón, por supuesto

Dice la “leyenda” que el militar inglés Montgomery Collins, destinado en Berlín tras la Segunda Guerra Mundial y propietario luego de un albergue (El Mono Salvaje) en la Selva Negra, ideó una receta que sus descendientes redescubrieron una década atrás, remodelando el albergue. El nombre tanto del albergue como de la ginebra hace referencia a un mono, Max, que Collins apadrinó en el zoo de Berlín.

Black Forest Destillers llevan comercializándola desde 2010

Dicen de esta ginebra que procede de alcohol de grano doblemente destilado y de una tercera destilación con los botánicos en la que predomina el arándano y otros aromas de la región, envejecida en vasijas de barro. Es “compleja, equilibrada y seca, con aromas cítricos y florales”. Se presenta en botella baja rectangular, marrón y con tapón de corcho.

Personalmente no tengo nada en contra de las innovaciones ni poseo el paladar más fino del vecindario. No obstante, me atrevo a decir que mezclando 47 aromas distintos nos acercamos más a un batiburrillo de sabores y olores que a un producto “equilibrado”. Supongo que pasa como con cualquier otra cosa; en una paella con 200 ingredientes será difícil distinguir el carabinero de la cigala…

Repito que no tengo ni remota idea de lo que digo, ya que ni la he probado ni soy ningún gourmet. Tal vez el resultado sea realmente espectacular, pero a mí me suena más a maniobra de marketing; por alguna razón, en nuestros tiempos ser “lo más” en algo es garantía de éxito o, al menos, una buena forma de distinguirse y atraer la atención. En fin, ya estoy ansioso por conocer la ginebra con menos botánicos del mundo…

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