Uno de mis aromas preferidos es el del comino. Me recuerda a las lentejas que me hace mi mujer. Aunque se lo echo a muchas cosas, porque me encanta, reconozco que es una especia muy potente que puede arruinar un gin tonic si no se va con cuidado. Así que hoy conoceremos un poco mejor al comino y sus relaciones con la ginebra. Aunque no os importe un idem.

El comino (Cuminum cyminum) es una planta herbácea de hojas lanceoladas originaria del Mediterráneo. Alcanza unos treinta centímetros de altura y lo que llamamos semillas son en realidad los frutos. Una vez secos se conservan mucho tiempo, y se pueden utilizar enteros, pero es muy común encontrarlo molido (se conserva peor, no es muy recomendable). Si se tuestan ligeramente se refuerza su sabor.

El comino está presente en gastronomías tan lejanas como la india, la mexicana, la española o la holandesa, en platos tan tradicionales como la morcilla, el baba ganush, el queso gouda o el tandoori masala. Si es habitual en las ollas, no son menores sus propiedades digestivas, carminativas, antihelmínticas y un largo etcétera, a cuenta de sus taninos y otros componentes.

El comino es primo cercano de la alcaravea

El comino es pariente lejano del anís y el coriandro, lo que nos puede dar una idea de su nota de cata. Rico en terpenos, predomina un dulzor con toques amargos, terrosos, con un punto picante, muy envolvente y algo agudo. Esta riqueza le permite combinar con aromas muy variados, del albaricoque al bacalao, ofreciendo un amplio abanico de posibilidades aromáticas.

Algo parecido deben haber pensado los pocos creadores de ginebra que se han animado a utilizar el comino; es una especia multifacética, que ayuda cuando se une a otras especias y acompaña muy bien los aromas dulces frutales. La gran Citadelle Reserve lleva comino. Otras ginebras más tradicionales en cuanto a sabor también: Darnley’s Wiew, M5, Frog y la americana Desert.

Para aromatizar nuestros gin tonics con comino se recomienda infusionar las semillas unos minutos en un poco de ginebra y retirarlos, pues son molestos en la copa, y no cargar demasiado las tintas o anularemos otros aromas. A Mombasa y una tónica fuerte puede irle bien, con un toque desenfadado como una rodajita de melón o calabaza. En realidad, cualquier London Dry de aires orientales (de Bombay a Old Raj) encaja bien el comino, incluso con un simple twist de limón.