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De paseo por Berkeley Square

Berkeley Square es otro de esos rincones londinenses que recientemente tanto se han utilizado para bautizar nuevas ginebras de estilo London Dry. Uno de sus más refinados exponentes es esta ginebra que captura la atmósfera de esta próspera, tranquila y muy civilizada plaza ajardinada del West End, y que podemos imaginar cien años atrás, rodeada de clubes de caballeros balanceando sus copas.

Berkeley Square apareció en 2009 de la mano de la maestra destiladora Joanne Simcock y en el seno de G&J Greenall, la misma casa que produce Opihr o Bloom (para que nos hagamos una idea). Tiene 40o de graduación alcohólica, triple destilación en small batch y se presenta en una elegante botella de líneas rectas y aspecto clásico.

Un alcohol base de grano junto a lo que llaman el “combinado oficial de una London Dry Gin” (enebro, semillas de coriandro, raíz de angélica y bayas de cubeba) y uno de los botánicos estrella, la hoja de lima kaffir, entran en “Still Nº 8”, el alambique de cobre donde se destila el espíritu. En ese espíritu se infusionan los otros tres botánicos clave de Berkeley Square: lavanda, salvia y albahaca. La última destilación se hace a baja temperatura antes de mezclarse con la reputada agua de los Peninos.

Una ginebra muy elegante a la altura de las mejores Dry Gin

Y qué acierto. Si alguien se pregunta si es posible crear una ginebra donde predominen los delicados pero profundos tonos herbales, he aquí la respuesta. Sabe a verdadera ginebra, pero son hierbas y flores las que aportan buena parte de la acidez, el amargor y el picante, en unas proporciones endiabladamente bien conseguidas. Cualquier gentlemen se quitaría el bombín.

Las combinaciones deben estar a la altura de tal ginebra. Las tónicas sobrias no muy ácidas, o levemente dulces, son buenas opciones a la hora de buscar una buena pareja a nuestra Berkeley Square: Fever Tree, Qtonic o 1724, por ejemplo. Como aromatizantes pueden ir bien la piel de cítrico (esta elección puede cambiar mucho la combinación) o, si hay ocasión, una hoja de lima kaffir, como recomiendan los autores.

Tal vez no sea una ginebra para todos los días, pero eso es así principalmente porque es demasiado fácil acostumbrarse a lo bueno. Sea como colofón a una buena cena con los amigos, sea como un regalo al suegro o sea como nuestro tesoro particular, conviene tener siempre cerca una botella de Berkeley Square; es un lugar al que siempre gusta volver.

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