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Claeryn, una holandesa viejoven

Hoy vamos a hablar de una ginebra de las de toda la vida. Bueno, eso si consideramos las jenever holandesas como ginebra… Está claro que no son London Dry en absoluto, sino otro tipo de bebida alcohólica basada en el enebro, una especie de antepasado superviviente o prima hermana, según se mire. Claeryn es por así decir el buque insignia de la jonge jenever (jenever joven) holandesas.

Empecemos aclarando que una jonge jenever no es joven por su grado envejecimiento, sino por la técnica de destilación empleada. Tradicionalmente la jenever se producía a partir del llamado vino de malta (algo así como una cerveza destilada, por simplificar). Desde 1900 se destila un alcohol de aroma más neutral. Hoy en día, una jonge jenever tiene un máximo de 15% de vino de malta y no más de 10 g de azúcar por litro.

Claeryn parte de alcohol de grano de maíz, al que se añaden los botánicos (enebro, cilantro, regaliz, angélica y raíz de lirio) para someterla a una segunda destilación, lo que la convierte en una jenever Premium. Estos botánicos son los responsables de que su aroma sea perfectamenta reconocible como el de una ginebra.

Como esos señores mayores que dicen “un chico de mi edad”…

Después se le añade un 3% de vino de malta, que se consigue a su vez destilando cebada malteada, centeno, trigo y maíz. El objetivo es darle la aromatización propia de una jenever que el maestro destilador considera adecuada. Antes de reducirla hasta llegar a los 35 grados de volumen alcohólico se le añade clavo y extracto de albaricoque, responsables en gran parte del tono picante y fresco que caracteriza a estas jenever.

El responsable y fabricante de esta muy apreciable jenever es Lucas Bols, autor de otras ginebras holandesas, aunque pocas con esta tradición. Claeryn lleva vendiéndose desde 1952, y su botella de litro, verde y con cintura, se ha convertido en un clásico de las estanterías de bebidas espirituosas en los Países Bajos y más allá.

Aunque la forma ideal de beber Claeryn es sola (y si puede ser a temperatura ambiente en la clásica copita de cordial holandesa), no está considerado un crimen mezclarla para crear un gin tonic. Si estás dispuesto a adentrarte en esta vía poco ortodoxa, que sea con una compañía de calidad: ¿qué tal Qyuzu, cardamomo y arándano? También se sugiere con Abbondio, un gajo de albaricoque y tres bayas de enebro.

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