¿Te gusta el limón con la ginebra? Entonces seguro que te gusta Malfy Gin, la nueva ginebra con limón que el verano pasado se incorporaba al catálogo de la distribuidora e importadora de licores Wkyregal.
Con esta incorporación, la empresa catalana ya cuenta con seis referencias de ginebra. Al margen, claro está, de otros licores y bebidas espirituosas.
No os vayáis a creer que hoy vamos a hablar de los minipacks de www.gintonicpack.com por eso de que la Navidad está a la vuelta de la esquina… o no sólo por eso. Aparte, tengo un colega con cierta tendencia al coleccionismo compulsivo y desde hace unas semanas le ha dado por las botellitas esas pequeñas de licores. Este post va un poco dedicado a él.
Resulta que hay todo un mundillo de estos coleccionistas que yo desconocía, ignorante de mí. Se trata de recopilar botellas originales de bebidas alcohólicas en su versión más diminuta, que suele ser de 5 cl (pensadas originalmente como monodosis para un combinado). La gama es inmensa, como podréis imaginar. Bien, pues en los minipacks de GINTONICPACK podéis encontrar algunas botellitas realmente poco comunes.
Hoy vamos a hablar de una ginebra de las de toda la vida. Bueno, eso si consideramos las jenever holandesas como ginebra… Está claro que no son London Dry en absoluto, sino otro tipo de bebida alcohólica basada en el enebro, una especie de antepasado superviviente o prima hermana, según se mire. Claeryn es por así decir el buque insignia de la jonge jenever (jenever joven) holandesas.
Empecemos aclarando que una jonge jenever no es joven por su grado envejecimiento, sino por la técnica de destilación empleada. Tradicionalmente la jenever se producía a partir del llamado vino de malta (algo así como una cerveza destilada, por simplificar). Desde 1900 se destila un alcohol de aroma más neutral. Hoy en día, una jonge jenever tiene un máximo de 15% de vino de malta y no más de 10 g de azúcar por litro.
Puede sonar a mitología china o a la famosa serie Juego de Tronos, pero no. Hablamos de la gama de ginebras de la casa catalana Premium, de Cervera. No es la primera vez que nos referimos a ellos en este blog, pero ya era hora de dar una atención más pormenorizada y actualizada de estas excelentes ginebras que fueron pioneras de la nueva ola de las London Dry en España.
Por eso, este post no va dedicado a comentar una sola ginebra, sino cuatro Port of Dragons: Pure, Dry Gin, Floral y Flor de Limousin. Veremos las principales diferencias que hay entre ellas, por un lado, pero también reconoceremos la política común que tienen detrás: unos criterios basados en unos botánicos de calidad y cercanía, y un proceso artesanal y riguroso.
El espíritu del Mediterráneo en el centro de Madrid. Larios ha conseguido acercar hasta la capital las sensaciones de su lugar de origen a través de Larios Rosé, su ginebra Premium de Fresas. Y lo ha hecho con un espectacular escaparate situado en la calle María de Molina.
Se trata de otra de las acciones de la marca para conmemorar su 150 aniversario. En esta ocasión ha conseguido crear un rincón único con el que invita a sus clientes a sentir y disfrutar del auténtico Mediterráneo.
Cremorne es un parque londinense en el que en el siglo XIX la aristocracia y la alta burguesía inglesas daban largos paseos de domingo, amenizados con carruseles, fotografías y cócteles. El parque cerró sus puertas en 1877. Pero eso no impidió a la creativa compañía CASK convertirlo en el centro de un elaborado proyecto ginebrístico, apoyado incluso en un curioso personaje de ficción: el coronel Fox.
El ficticio coronel Fox fue un militar inglés del siglo XIX. Veterano de Waterloo y viajero impenitente, se retiró en 1859 en Cremorne, donde recibía de vez en cuando visitas de la reina Victoria, a la que obsequiaba con sus magníficos gin tonics, preparados con una ginebra de la casa cuya receta el oficial había encontrado en uno de sus periplos.
Vivimos en un mundo ansioso de cambios, en el que la novedad es valorada casi por encima de todo. A veces olvidamos la esencia de las cosas. Pero también hay excepciones. Es el caso de la serie de ginebras Origin, de la que vamos a hablar hoy. Para sus creadores, el enebro es lo que cuenta, y no los exóticos botánicos, los colores o el merchandising.
Que la ginebra es cosa de ingleses es un tópico hace tiempo superado. Que los ingleses hacen las mejores ginebras es una opinión discutible. Pero que nadie sabe hacer ginebra como los ingleses es una mentira a medias. Si no, que se lo pregunten a la gente de Platú. A caballo entre Inglaterra y Pontevedra, he aquí una ginebra Ultra Premium de lo más alto de la gama.
Demostrable al cien por cien. Comenzamos con alcohol de base destilado a partir de grano inglés de primera calidad. Destilamos en pequeños lotes, en alambiques de cobre, desechanco colas y cabezas; de momento, dos veces. Maceramos diez botánicos seleccionados y recogidos manualmente, a saber: enebro, cilantro, canela, nuez moscada, raíces (angélica, lirio y regaliz) y cortezas (casi, naranja y limón).
Ayer estuvimos cenando con unos colegas, una pareja polaca que trabaja con nosotros (con mi parienta y servidor, me refiero). Pensé que iban a venir con el vodka de rigor, ojo, que no me parece mal, o, como estamos en Francia, su botellita de pastis. Pero no. Aparecieron con una botella de litro de Gibson’s. Tuve que abrazarlos, aunque se sintieron algo incómodos. Cosas del shock cultural.
Y es que Gibson’s no es cualquier cosa. 37,5o, una botella clásica rectangular y una etiqueta blanca que se confunde con otras cien en cualquier estantería. Un precio bastante asequible y ninguna llamada publicitaria, ninguna rareza que la haga diferente. Una medalla en 2008 en un certamen no muy conocido. Sin embargo, estamos ante una de las ginebras más respetuosas con el estándar que podamos encontrar, por una suma más que razonable.
Este verano salía al mercado una nueva ginebra elaborada con botánicos de Doñana. La idea de su creador era aprovechar la riqueza medioambiental del entorno natural de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Y de esa visión nació Luciferi.
Según cuenta su creador, Roberto Payá, la idea le llevaba rondando varios años, pero no fue fácil encontrar una destiladora “dispuesta a asumir un proyecto familiar”. La destilería que aceptó el encargo fue Liber, en Granada. Tras varios meses de pruebas dieron con la receta, en la que predominan el enebro y el cítrico y se atisban aromas de flora silvestre y herbáceos.