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Catar un Gin Tonic con los cinco sentidos

Ocurre con todo aquello que nos gusta y nos apasiona. Y por mucho que intentemos contenerlo, es inevitable. Cuando algo nos encanta tenemos la necesidad irrefrenable de disfrutarlo de todas las formas posibles y, a poder ser, con los cinco sentidos. Hay quien utiliza la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato para entrar en un universo distinto, aunque requiere una fuerte técnica de concentración.

Cinco para todos y todos para cinco. Sabemos que eres un amante incondicional del gin tonic, ¿te animas a disfrutarlo con los cinco sentidos?

Vista

Es el primer sentido que utilizamos, consciente e inconscientemente. Si algo no nos entra a primera vista por los ojos, ya podemos ir olvidándonos porque resulta muy difícil borrar una mala impresión a través de este sentido. Lo que la vista percibe condiciona a los otro cuatro, por eso es muy importante saber con qué ojos miramos el gin tonic que estamos a punto de tomar.

Hay que observar el color de la ginebra y para ello, nada mejor que sostener el vaso a la luz y detenerse en contemplar todos sus tonos, además de la burbuja de la ginebra que completa el gin tonic. Los botánicos también son responsables de que los gin tonics adquieran un color u otro, por lo que habrá que tenerlo en cuenta.

Oído

Es el sentido que menos tiempo requiere a la hora de catar un gin tonic. Es más, necesitaremos estar muy atentos a todos los pasos del barman para escuchar el sonido de los hielos al tocar el cristal del vaso. Y también tenerlo muy desarrollado para llegar a oír el chisporroteo de las burbujas de la tónica. Pero nadie dijo que una cata con los cinco sentidos fuera fácil.

Olfato

Hay que aspirar fuerte para que todas y cada una de las fragancias que dan cuerpo a la ginebra elegida lleguen hasta las terminaciones nerviosas de la nariz. Así se podrá diferenciar los matices cítricos, florales o afrutados, al mismo tiempo que resulta fácil diferenciar el aroma a maderas, tierras, especies e incluso ahumados. Una buena ginebra huele fuerte pero no da la sensación de estar oliendo un producto químico, hay que tenerlo en cuenta.

Tacto

El único tacto al que tenemos que estar atentos es al de tocar la copa para llevárnosla a los labios. Solo un requisito casi imprescindible: que sea de balón.

Gusto

El más importante y determinante de todos. Hay que empezar por un pequeño sorbo para apreciar todos los sabores a simple vista ocultos y repetir la operación hasta que los descubramos todos. Una ginebra buena debe dejar una sensación fresca en el paladar y la lengua que deje en la memoria todos los matices y botánicos, para así necesitar un trago más.

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