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Aviation: la renegada

Hoy conoceremos mejor una “ginebra de estilo regional renegado”, como declaran en su web sin el menor empacho. Por renegar, sus autores reniegan incluso del predominio del enebro entre los botáncos y del gin tonic como combinado hegemónico; Aviation fue bautizada en honor a un cocktail de principios de siglo (de este no, del otro) de ginebra, marrasquino y zumo de limón. ¿Ginebra que no sabe a enebro?

¿Que cómo permitimos la entrada aquí de gente con semejante ideología? Bueno, porque desde su nacimiento en 2006, Aviation viene acumulando excelentes credenciales entre la prensa gastronómica especializada, los profesionales de la hostelería y los aficionados a la ginebra. Y es que no sólo de London Dry vive el hombre; también hay “escuela holandesa”, también hay bathtub. Digamos que el secreto del éxito es un equilibrio entre bofetadas a los cánones y respeto a las mejores tradiciones.

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Destilada en lotes small batch (conforme al canon, aprovechando sólo la parte central de la destilación), en alambiques de acero inoxidable (primera herejía para los ortodoxos del cobre), todas los botánicos se infusionan 48 horas en alcohol de centeno. Tras destilarse en lotes de 400 galones a 173o F (esto es América, hijo) se mezcla con agua purificada y embotellada a mano (eso también es bueno).

Una fuerte personalidad nada común llegada de Seattle

Su revolución contra la ginebra clásica en general y contra el enebro en particular se basa en el principio de la democracia botánica. Otra herejía. Aunque hay que reconocer que reduciendo (no eliminando) la presencia de nuestra gálbula preferida se encuentran otros aromas: el dulzor amargo de la piel de naranja y el anís, la riqueza del cardamomo, el punto picante del coriandro, la delicadeza floral de la lavanda… y la sorprendente zarzaparrilla.

Así es Aviation. Una ginebra excéntrica pero absolutamente irreprochable, diferente al estilo London Dry que impera en nuestros botelleros, 42 grados y 750 centilitros en una elegante botella de corte años treinta que el propio Howard Hugues podría recomendar. De sabor muy neutro pero muy característico (sí, suena contradictorio), se toma perfectamente sola, y es un soplo de aire fresco en la coctelera.

Pero tranquilos todos, que también se puede mezclar con tónica. Una buena combinación puede ser, insistiendo en sus aromas botánicos, con Fever Tree, hielo, piel de naranja y cardamomo. Otra, de más contraste, con Fever Tree (le queda bien), hielo, enebro y alguna pimienta. La “oficial” lleva twists de limón y lima, un toque de marrasquino y una flor de lavanda como decoración.

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